lunes, 8 de diciembre de 2008

Los ideales como arma contra el arma como ideal


Un hombre nunca debería empuñar un arma para defender sus ideales. No lo haría, porque en el momento en que un arma se convierte en el vehículo de un ideal, en el instrumento que lo defiende, en que es preciso derramar sangre para erigirse como ideal “acertado”, como “válido”, pierde toda razón de ser, toda validez.

Dios nos dio armas para defender ideales. Primero oír y ver. Luego pensar. De ahí se pueden empuñar dos armas que ni matan ni dañan físicamente, pero que son más poderosas que la más letal de las armas: la palabra y la escritura.

Y el ejemplo. Porque una manera de pensar va estrictamente relacionada a una manera de actuar. Es más, la mayor o menor validez de una manera de pensar, viene determinada por los efectos que provoca. Es mayor el que actúa como piensa, que el que piensa pero no actúa.

Así, un individuo X no debería moral ni éticamente defender la libertad de un pueblo, si dicha libertad precisa cobrarse la vida de otro ser. Por el contrario, debería sustentar dicha libertad mediante la palabra y la acción. Pero nunca a través de la acción armada. Las armas que no matan son las más persuasivas. Cuando acaba la razón, cuando se terminan los argumentos, aparecen las armas, la violencia.

Un gobierno X no puede conducir a miles de hombres que entregan su vida por unos valores - más o menos cuestionables -, hacia una guerra contra el terrorismo… ¿Guerra contra el terrorismo? ¿Es que hay armas que según los brazos, según los organismos, según los motivos, que las tomen son más nobles que otras?

¿Cuál de los siguientes hombres era más noble: el franquista armado para matar, o el republicano armado para hacer lo mismo?

Una persona X no puede sostener “la guerra santa” contra los infieles, pues ¿cómo puede ser infiel alguien que no piensa como tú? Convéncele con la palabra. Mas si él observa, y luego piensa que mediante tu actuar, resulta mejor tu proceder que el suyo, ¿no deseará adoptar tus ideales, por haberlos ennoblecido mediante tu propia acción?

No puede portar una esvástica alguien consciente de los millones de muertos, de torturados, de masacrados como animales, por ser considerados inferiores. De los campos de concentración, de la demagogia, del abuso, de la mentira, del diabólico nazismo.

Hay tantas cosas que el hombre nunca debió ni debería hacer…

La guerra, las armas, la violencia no son un juego de niños.


Kóndor21